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Emprender para matar la precariedad

23 de agosto de 2010 (España)

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Tiene 25 años, su propio negocio y da trabajo a dos personas. Así ha toreado Toni Candamio la crisis.

Su caso con toda probabilidad pasaría desapercibido si no nos encontráramos en el actual contexto de crisis económica, aunque no por ello habría sido menos interesante conocerlo. Toni Candamio es un joven coruñés de 25 años que un día se cansó de rebotar de un trabajo para otro, sometido continuamente al estrés que ocasiona la inestabilidad laboral.

Como él, miles de jóvenes trabajan marcados por una precariedad nunca vista en generaciones anteriores, pero Toni no se ha resignado y decidió montar su propio negocio y dar a otros la oportunidad de trabajar dignamente (tiene dos empleadas). "No quería estar constantemente pendiente de si me renovaban o no, así que decidí dar el salto", explica.

El negocio que gestiona Toni es una de las más de 120 franquicias de la cadena Biothecare Estétika -ha abierto 99 franquicias en apenas seis meses-, cuya sede está en un pequeño pueblo de Granada llamado Ogíjares, pero que ya ha llegado a varios países europeos, entre ellos Francia y Reino Unido. Este joven coruñés visitó el pasado mes de febrero la Feria de franquicias celebrada en A Coruña, en donde conoció el modelo de negocio de Biothecare y se presentó como uno de los candidatos para optar a montar una nueva franquicia en la ciudad herculina.

Toni optó por Biothecare porque, al contrario que otras cadenas, aportaba al cliente todo tipo de tratamientos estéticos, no solo depilación. Además, "cuenta con la tecnología más avanzada del sector", afirma.

Para optar a la franquicia había varios candidatos, pero Toni fue finalmente el seleccionado. "Les interesé porque era joven y estaba metido en el mundo de la estética, les gustó mi perfil", aclara Toni. "Otros candidatos no tenían experiencia en este ámbito y solo buscaban algo en lo que invertir, por eso los rechazaron", añade.

La crisis, una oportunidad

En un contexto en el que miles de negocios echan el cierre no parece el mejor momento para iniciar una aventura empresarial. "La idea de crear mi propio negocio llevaba varios años rondando mi cabeza y el hecho de ir de un trabajo a otro y de que últimamente no encontraba un empleo que me aportara algo nuevo me llevaron a donde estoy ahora". Toni se cansó de trabajar en muchos sitios sin encontrar nada fijo, por lo que, después de trabajar con un amigo suyo en un centro de estética en el que palpó la demanda real de estos productos, decidió materializar esa idea que había estado durante tanto tiempo en su cabeza.

Aparte de haber sido seleccionado para montar un franquicia de Biothecare -la suya está abierta desde finales de junio-, la coyuntura hacía más atractivo su sueño. "Ahora es más fácil montar un negocio porque han bajado mucho los precios de los alquileres. Puedo ponerme en el centro de la ciudad -su franquicia se encuentra en la calle Gómez Zamalloa de A Coruña, casi haciendo esquina con Juan Flórez- a la mitad de precio que hace un par de años, pues ahora es el arrendatario el que dice lo que quiere pagar", indica.

Precisamente esta ventaja fue uno de los motivos que decidieron a Toni a seguir adelante con su aventura, aunque ahora tiene pendiente promocionarse para ganar una mayor notoriedad. "La publicidad es necesaria, pero he de reconocer que me instalé en una zona repleta de centros de estética que, además de actuar como competencia, crea un círculo de clientes potenciales que beneficia a todos", asegura el joven emprendedor.

A esto se suma el hecho de que Toni ya hiciera una cartera de clientes en los lugares en los que trabajó anteriormente. "Con este punto de partida solo cabe lanzarse al mundo empresarial", recalca.

Los apoyos

Uno de los capítulos en los que los empresarios tiene más dificultades para dar continuidad a su negocio es la financiación. Los bancos y cajas no conceden créditos como antes de la crisis y son muchos los autónomos que no pueden cumplir con los nuevos requisitos exigidos. Sin embargo, Toni no tuvo inconvenientes en este punto. "Apenas tuve problemas, tanto como para financiar el local como la compra de productos.

Esta franquicia no paga canon y he contado con el apoyo financiero del Instituto de Crédito Oficial (ICO)", señala Toni. Aparte del dinero obtenido del banco, Candamio ya ha solicitado varias subvenciones a las Administraciones Públicas. Ha pedido la ayuda para el nuevo empresario menor de 30 años, para la reforma del local, para maquinaria y mobiliario, además de acudir a las ayudas que ofrece el ayuntamiento de A Coruña. "Son ayudas, pero nadie puede montar un negocio pensando en financiarlo íntegramente con ellas", aclara este joven emprendedor.

En su aventura, Toni ha contado con el apoyo de mucha gente, incluidas entidades y organismos con experiencia en el asesoramiento empresarial como son la Fundación Ronsel y la Cámara de Comercio de A Coruña. "La Fundación me asesoró mucho y además trabaja con la Cámara, en la que hice diversos cursos de formación en campos tan diversos como la informática y la publicidad", apunta.

Toni ha acudido a muchas de las conferencias impartidas por la Cámara y ahora ya es un colaborador más. "Es curioso, pero ahora me llaman a mí para dar conferencias y aún di una hace un mes", dice Toni lleno de satisfacción. Dicen que no hay mal que por bien no venga, pero lo que está claro es que a Toni la crisis le ha dado una oprtunidad que ha sabido aprovechar.